Circlusión

¿Cómo se llama el acto de empujar un anillo o un tubo alrededor de algo, como una vagina rodea un _dildo_? ¿Lo contrario de la penetración? Bueno, Bini Adamczak tiene un nuevo término para denotar precisamente esto: Circlusión.

Traducción de "On Circlusion"

Quiero proponerles un nuevo término, que ha faltado durante mucho tiempo: "circlusión". Denota el antónimo de penetración. Se refiere al mismo proceso físico, pero desde la perspectiva opuesta. Penetración significa empujar algo (un pene o un pezón) dentro de otra cosa (un anillo o un tubo). Circlusión significa empujar algo (un anillo o un tubo) alrededor de otra cosa (un pezón o un pene). El anillo y el tubo se vuelven activos. Eso es todo.

Esta palabra, circlusión, nos permite hablar de otra manera sobre ciertas formas de sexo. La necesitamos porque la penetración es una aflicción que sigue dominando el imaginario heteronormativo y su arbitraria división de los cuerpos en "activos" y "pasivos". El verbo penetrar evoca un proceso no recíproco o, al menos, desigualmente repartido. Se da a entender que quien es penetrade es pasive. Más aún, ser penetrade, como ser cogide, es sinónimo de sentirse desempoderade.

Para colmo, la penetración también ejerce una influencia desproporcionada en el imaginario cuir. Esto es evidente en el porno mainstream contemporáneo, pero también en el BDSM y en el llamado post-porno. El dildo y el pene funcionan, casi sin oposición, como signos prácticos del poder. Desconcertantemente, esto también es cierto entre aquelles de nosotres que deberíamos ser expertes en juegos de poder. Domis de todos los géneros tienden a expresar su afinidad con las figuras del dildo, el pene y los dedos erectos de la mano. Les sumis se asocian con la boca, la vagina, el ano. A veces, la vulva o el ano de une domi aparecen incluso como tabú. Es como si hacer uso de estas partes tuviera efectos desempoderantes. Tal vez no si se enfrentan a una lengua, pero definitivamente sí si se encuentran con un dildo.

Lo que importa, por supuesto, nunca es una cuestión de qué partes posee un cuerpo, sino de qué partes de ese cuerpo se ponen en acción. Prácticamente todo el mundo tiene un ano, pero quien lo utiliza sexualmente --en conjunción con un dildo, un pene o una mano-- se convierte en un "bottom", une "sumi", alguien pasive. Casi todo el mundo puede permitirse un arnés o un dildo, pero una persona que lo utiliza sexualmente, por regla general, se considera top o domi, une active.

Aún más extraño es que una persona que practica sexo genital, tensando sus músculos pélvicos todo el tiempo y moviendo vigorosamente sus caderas, pueda creer que es quien ha sido cogide ¡incluso si estaba encima! Simplemente porque era le portadore de la vagina o el ano en relación con le detentadore del dildo/pene. La fantasía de la penetración permanece intacta incluso cuando todos los hechos la contradicen.

Es un rasgo contradictorio de la ideología burguesa que el esfuerzo se asocie causalmente con el poder precisamente en una sociedad basada en lo contrario: el poder deriva de la explotación y la apropiación de la actividad de les demás. Es sorprendente lo rápido que se olvida este supuesto vínculo entre poder y esfuerzo cuando se trata de chupadas... pero eso no viene al caso. Lo que me preocupa aquí es que exista este vínculo directo entre penetración y poder. Eso es lo que tiene que desaparecer.

En nuestro discurso sobre la penetración trazamos su "significado" en gran medida en relación con la violencia. La idea de penetración sigue dominando, innecesariamente, nuestra comprensión de lo que significa coger y cuando decimos fuck the system, por ejemplo, no tenemos en mente un tipo agradable de aniquilación o una experiencia de deliciosa plenitud. La penetración suele evocar imágenes contundentes, relacionadas con la conquista: espadas y vainas, taladros y agujeros, barras y enchufes y cosas por el estilo. Eso sí, la circlusión no es necesariamente menos violenta, ni una garantía de buen sexo. Pensar en coger de otra manera significaría simplemente que cuando decimos que el sistema me está cogiendo estamos diciendo que nos están cogiendo mal --circluyendo mal, por ejemplo-- o, más exactamente, que no nos están garchando en absoluto.

Tanto el lenguaje técnico como el coloquial tienden a reducir la penetración a prácticas que implican vaginas, anos, penes y dildos. Colar los dedos en el culo y chupar pezones no suelen considerarse sexo con penetración. La palabra "circlusión" no tiene por qué compartir esta estrechez. Al contrario, podría referirse alegremente a la actividad de una mano cerrada alrededor de un dildo, o de una vagina estirada sobre un puño, por igual, como el acto de "circluir". Pero no tiene por qué servirnos de este modo. Dado que el significado de un signo sólo se determina a través de su uso, la "circlusión" podría ocupar el lugar que hasta ahora ha ocupado la "penetración" en la cultura, pero sin evocar imágenes que interfieran tan negativamente con la práctica del sexo.

Pensemos en el momento en que nos enseñaron en la escuela cómo prevenir el contagio de infecciones de transmisión sexual. A nadie se le ocurriría intentar introducir la banana en el preservativo recién desenvuelto, ¿verdad? Pero la tarea de colocar correctamente un preservativo es fácil cuando se piensa en ello como desenrollar el tubo sobre la banana. De hecho, la circlusión es una experiencia extremadamente común de la vida cotidiana. Pensemos en cómo una red atrapa peces, cómo las encías envuelven su alimento (?), cómo un cascanueces tritura nueces, o cómo una mano rodea un joystick, una botella de cerveza...

En alemán, la palabra "penetrante" es sinónimo de otro adjetivo: aufdringlich (que significa prepotente). Pero aufdringlich se compone de la idea de empujar (dringen) junto con el prefijo "auf" (encima/sobre). Penetrar o ser aufdringlich, por tanto, consiste en empujar por encima/sobre alguien, es decir, ¡circluir! Penetrante debería significar eindringlich, donde el prefijo ein significa dentro.

Oh trabajadorxs del ano y de la boca, de la vagina y de la mano, les digo: ¡sean aufdringlich! Huelga decir que quien lo desee puede refinar el uso y la práctica de la circlusión y proponer subdistinciones. Digamos que girar un tornillo en una tuerca es penetración; girar la tuerca en el tornillo, circlusión... De hecho, ambos procesos ocurren al mismo tiempo.

El término "circlusión" permite articular experiencias que vivimos desde hace mucho tiempo. Adoptarlo no es ningún impedimento para quienes seguiremos empleando nuestras manos, vaginas, anos o bocas abiertas en el negocio de ser cogides. La novedad será que los dedos extendidos, los penes, los dildos y los puños también podrán utilizarse para ese mismo fin. No es que no lo estuviéramos haciendo ya todes. El único elemento que faltaba hasta ahora era la palabra para describir algo de lo que estamos haciendo. "Circlusión", por supuesto, es la palabra oficial a la que recurrimos cuando hablamos con un abogado o un médico. En la cama con une compañere de juegos, puede que nos convenga desarrollar algo más ágil y equivalente, como "engullir", "dar vueltas", "tragar" o, simplemente, "acabar".

A menudo pensamos que el vocabulario feminista y la práctica del habla son asuntos muy complicados. Sin embargo, la palabra "circluir" es fácil de aprender y sencilla de utilizar. Por ejemplo: yo circluyo, tu circluyes, ella/él/elle está circluyendo, nosotres circluimos, la pija de ella está siendo circluida, el culo de ese circluye su mano. Penetración tiene cuatro sílabas enteras; circlusión sólo tres. Acabaremos ahorrando un tiempo valioso mientras hablamos. Tiempo que podremos invertir en garchar.

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Traducción del inglés al castellano vía Deepl.com. Adaptado al castellano rioplatense por Sutty.

Traducción al inglés de Sophie Lewis. Sophie es una comunista queer y a veces profesora de política que ha escrito cosas para Blind Field, Mute, Jacobin, New Inquiry y Antipode. Ha co-traducido del alemán Communism for Children de Bini (publicación en 2017). Creció en Francia y actualmente cursa un doctorado en la Universidad de Manchester.

Bini Adamczak trabaja (preferiblemente no demasiado) como autora, intérprete y artista visual. Su libro Communism for Children será publicado en inglés por MIT Press en la primavera de 2017. Estudió Filosofía en Fráncfort y ahora vive en Berlín. Como muchas chicas de su posición, sueña con hacer algo "real" o "con las manos", por ejemplo, hacer una revolución.